Ten siempre presente
que la existencia es una fiesta
y el vivir un privilegio.
Hay una planta que debes cultivar diariamente
con especial cuidado y mimo:
la alegría.
Cuando esta planta inunde tu casa con su fragancia,
todos tus hermanos y hasta los peces del río,
saltarán de alegría.
Señor, te pido de todo corazón,
la gracia de experimentar mi vida como una fiesta
y los años como un privilegio.
Si Tú me llenas de alegría, sembraré alegría a mi lado.
¡Qué hermosa tarea, Dios mío! Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario